miércoles, 4 de septiembre de 2013

Fragmento de El Dragón Dorado I: La caza del dragón. Parte III

-¡Estás loca!-gritó su líder al verla llegar con el huevo.-¿Quieres que los padres nos persigan para hacer con nosotros sopa para la cena?-

-Están muertos, es más ni siquiera sé si el huevo está vivo. No está muy caliente.-

El jefe se acercó a ella y lo cogió, le dio un par de golpecitos y lo observó detenidamente. -Está débil. ¿De qué es?-

-Velociraptor.-respondió Yimin.

-No creo que sobreviva.-le dijo envolviéndole el huevo a la chica.-Y ni se te ocurra volver a alejarte, les he tenido que mentir a los Fua- Peng, para que no crean que incumples mis normas.-

-Lo siento.-susurró la chica.

-Volvamos al claro.

Yimin siguió a su clan hasta el claro donde habían acordado encontrarse con el otro clan.

-¿Qué te crees que haces con ese huevo?- dijo el líder de los Fua-peng.

-Tranquilo, los padres están muertos, no corremos peligro.-

-¿No? ¡Es un huevo de velociraptor! Los reconocería entre miles.-

-Está moribundo, tal vez nos sirva para hacer algún ungüento u ofrenda a los dioses.-

-¿Y si nace?-

-El huevo no está en buen estado.-dijo enseñándole algunas muecas en la cascara.- Puede que incluso esté muerto ya.-dijo Fu Min alzando la voz.

El jefe del clan compañero refunfuñó y dio por zanjada la conversación. Tras hacer una vuelta de reconocimiento por los alrededores del lugar volvieron nuevamente al Jiao para llevar a las mujeres la caza del día. Yimin corrió a su casa para poner el huevo en calor.

-¡You! ¡Mira lo que he encontrado!-dijo entrando en la habitación donde el joven descansaba.

Su hermano estaba solo. Liánhua le había cambiado el vendaje y se había marchado a su casa. El chico intentó incorporarse, rápidamente Yimin dejó en el suelo el huevo y le ayudó.

-¿Qué es?-

-Un huevo de velociraptor.-

-¿Estás...?-

-Tranquilo.-le interrumpió la chica.-Los padres estaban muertos, sus hermanos habían sido devorados y él se salvó de milagro.-

La chica cogió el huevo y lo envolvió en una manta.-Si nace, tal vez podamos domesticarlo.-

Yogum miró a su hermana con escepticismo, pero después pensó detenidamente al escuchar aquellas palabras de la chica. Si lo domesticaban tal vez les serviría para cazar o para comunicarse con los de su especie para que no les atacaran. -Es una buena idea.-dijo el joven.-¿Que ha dicho Fu Min?-

-Él cree que morirá, pero voy a intentar que no ocurra..-

Yimin cogió el huevo y con la manta improvisó un pequeño nido para ponerlo justo al lado de la cama de su hermano.-Vigilarás el huevo durante el tiempo que tengas que estar en reposo.¿Vale?-

Yogun intentó replicar a su hermana mientras se incorporaba un poco más para ponerse de pie, pero ésta le dio un golpecito en la frente para que volviese a tumbarse.-Acuéstate, tienes que descansar.-

-¿Vigilo el huevo o descanso?-preguntó con tono irónico el joven.

-Ambas cosas.-le respondió fingiendo enfado la muchacha mientras comenzaba a quitarse la ropa de caza.

-¿Ha ido bien la caza hoy?-

-Sí.-respondió bastante seca Yimin.

-¿Qué ocurre?-

Era obvio que algo había hecho que su hermana respondiera de aquella forma, la conocía como si de él mismo se tratase.

-¿Sabías que venían los Fua-Peng?-

El rostro de Yogun cambió por completo, pasando de la seriedad a la preocupación en cuestión de segundos. Sabía lo que podría haberle dicho los Fua-Peng, no creían en las mujeres guerreras, seguramente habían interpretado que su hermana fuese como cazadora como una ofensa a todos los clanes. Si hubiese sabido que los Fua-Peng iba le hubiese dicho que no fuera. ¿Por qué Fua-min no le había dicho nada?

-¿Qué te han dicho esos hijos...-

Yimin volvió a interrumpirle.-Nada, creen que has ido tú.-

-¿Yo?-preguntó sorprendido. Sabían que el día anterior el velociraptor le había herido gravemente. ¿Cómo podían creer que se había recuperado tan pronto?

-He fingido estar cansada y un poco desvalida, y se lo han creído.-dijo poniéndose un vestido de seda de color azul con dragones orientales rojos.-Tu armadura también ha ayudado bastante a que se crean la mentira. ¿Por qué me iba a vestir yo con tus cosas?-

Yogun se sintió mal por su hermana, sabía lo mucho que le afectaba que la confundieran con él y se sentía tremendamente triste cuando la veía mal por eso. ¿Qué culpa tenía él de que fuesen exactamente iguales?

-Además has quedado como un auténtico héroe, que aún herido no se pierde un día de caza.-

-Luánhua, sabe que estoy en cama, tarde o temprano se enterarán.-

-Ella no dirá nada.-dijo deshaciendose la trenza del pelo para después volverla a hacer otra vez adornándola con un bonito lazo azul marino.-Su clan no se lleva bien con los Fua-Peng.-

Aquello era cierto, pero igualmente las mentiras siempre acaban saliendo a la luz y por supuesto aquella no iba a ser una excepción.

De repenete escucharon a su madre, que llamaba a Yimin desde la habitación contigua de la pequeña choza. Su casa era una Xugjeipe, una pequeña casa de dos habitaciones, estaba hecha de madera y bambú. Tenía forma cuadrada y el tejado en forma piramidal con las esquinas puntiagudas y que sobresalían de la fachada, algo muy característico de Xian.

-Voy a ver que quiere.-dijo Yimin.

Yimin salió de la habitación hacia la cocina, lugar donde su madre dormía, puesto que la casa era bastante pequeña y no tenían mucho espacio para los tres.La joven no tardó ni dos minutos en volver junto a su hermano.

-¿Qué quería?-

-Que vaya a visitar a Ping, se ha acabado la menta.-

-¿Vas a ir ahora?-

-Sí.-dijo la chica cogiendo de un mesita una bolsa de dinero.-You.-dijo acto seguido la joven acercándose a su hermano.

-Dime-

-¿Por qué me ocultaste lo de los Fua-Peng?-

Yogun sintió una punzada en el corazón, sabía que tarde o temprano las mentiras se acaban descubriendo y no solía mentir por eso, pero en aquella ocasión había sentido la necesidad de hacerlo. No quería que su hermana pensara que era inferior al él por ser mujer, es más él creía que incluso en un combate superaría sin problemas al mejor de los guerreros, incluido el mismo. Pero conocía a Yimin, sabía que aquello haría que pensara que ella no merecía ser cazadora, y por eso le había mentido. Ponía la mano en el fuego a que su hermana en aquellos momentos tenía metida en la cabeza la idea de que no servía como cazadora por el hecho de ser mujer, todo, por que los machistas del clan Fua-Peng, no querían reconocer que algunas mujeres puedan llegar a ser mejores que ellos.

Yogun le hizo un gesto a su hermana para que se acercara a él, la joven obedeció.

-No quiero que pienses que no puedes cumplir tu sueño. puedes llegar a ser la mejor Lièrén si te lo propones y yo voy a ayudarte.-

Yimin sonrió. Solía ser una chica muy jovial y alegre, le encantaba cantar y tocar la pequeña arpa de su padre algo que a Yogun en muchas ocasiones molestaba, él era más serio y disciplinado, pero aún así bajo esa capa de alegría , se encontraba una joven pesimista y de carácter débil, que dependía absolutamente de la fuerza de su hermano para poder alzar la cabeza. Lo que ella no sabía es que su hermano dependía mucho más de ella de lo que la joven lo hacía de él.

-No sé que haría sin ti You.-dijo la joven abrazándole.

De repente escucharon un crujido, no hicieron falta las palabras para que ambos supieran lo que él otro pensaba. ¡El huevo! Los dos chicos se giraron hacia el huevo y vieron como poco a poco la criaturita empezaba a romper el cascarón para salir. ¡Estaba vivo! ¿Qué iban a hacer ahora? ¿Cómo se lo iban a explicar a los otros clanes?


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El Dragón Dorado I: La caza del dragón. by Lidia Rodríguez Garrocho is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

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